El coliseo madrileño ha tenido el acierto de estrenar la opera La Pasajera, repescada de la época de la pandemia de un autor poco conocido del siglo XX, que estando ya programada no llego a ver la luz por los efectos demoledores del covid y que ahora ha tenido la determinación de subirla a las tablas. Repito un acierto y además un éxito. Ignoro dela razón de que se haya representado en unas pocas funciones pero es igual porque nunca es tarde si la dicha es buena.
Weinberg era judío y estuvo huyendo toda su vida, primero de los alemanes y juego de los rusos y esto se trasluce en su ópera. La historia de una pasajera que se encuentra en un barco con su carcelera de Auschwitz y no puede escapar físicamente sin caer al mar, puede sin embargo revivir lo que vivió en los campos de exterminio. Sobre una novela del mismo título de Sofia Posmysz se adecua el libreto y el compositor fabrica una gran opera, nada despreciable en la que se deja ver la obra de Shostakovich (que fue en tanto que pudo protector de Weinberg) y la sensación tremenda de sufrir y huir con escritura variada y realista adecuada a la acción. La música es atonal pero dramática y explicita con bellos momentos combinados con la angustia de los campos de concentración. Ayudo sobremanera el magnífico montaje adecuado al verismo triste del relato y la dirección de escena, de actores, vestuario y luz. Así es como debe llegar al público la opera del siglo pasado (aunque en todo hay variables) acompañada, eso sí, por la magnífica directora de la orquesta Mirga Grazinyte Tila, verdadera artífice del éxito. Su traducción fue esplendida así como la colaboración del coro. Triunfo de los cantantes, en especial la soprano protagonista que junto al resto de comprimarios y el violinista formaron un conjunto compacto y adecuado. El público reacciono con cálidos aplausos y admirado de lo que se le ofreció. Hay que felicitar a la dirección del teatro por mostrarse tan buen programador y aportar novedades como esta al repertorio y conocimiento del público que llena las funciones afortunadamente para fomentar la afición con mente abierta y sabiamente equilibrada.