En Esta época del año ya están engrasadas a tope las ruedas de los conciertos, recitales opera zarzuela y diversos de las orquestas y los teatros y como si se tratara de la liga de futbol compiten unos y otros en busca de la excelencia y en el no quedarse atrás. Prescindo de varias orquestas y ciclos que no me da tiempo a asistir y hare unas reseñas de lo escuchado, que es mucho y variado. Me limito digo, a unas reseñas justas pero no a una crítica detallada para no aburrir al inquieto lector.
En primer lugar, sendos recitales de piano a cargo de Beatrice Rana y Josu de Solaun para el ciclo de grandes intérpretes que organiza Scherzo. La primera es una de las pianistas más profesionales de este siglo y a pesar de su joven edad su sabiduría es mucha y su inteligencia interpretativa ve más allá de lo normal. Aparte de que preparó un programa de lo más inteligente y atinado por la conjunción refleja de las obras (Scriabin, Castelnuovo Tedesco Debussy y Liszt) toda ellas descriptivamente etéreas y de muy virtuosa ejecución lo hizo con concentración suma, sin despistársele una nota y con elegante belleza sobria haciendo creación de la mayor fidelidad interpretando a los autores. Por su parte Josu de Solaun, compatriota nuestro, se desenvolvió con soltura en obras difíciles de Brahms, Schumann (Gran Sonata en fa sostenido menor) Chopin (miscelánea) para acabar con Prokoviev, haciendo quizás más hincapié en el virtuosismo y brillo que en la profundidad de las piezas que entusiasmaron al público, impactado ante su ejecución.
El día 7 de noviembre subió al Real el portentoso contratenor de Tucumán. Franco Fagioli para dar una inolvidable lección de canto en base a Mozart con un programa dedicado a arias de las óperas del compositor de Salzburgo (La finta giardinera Lucio Silla Y La clemenza de Tito) para terminar en el Exultate Jubilate. Entremedio de estas arias – de larga duración, pero nunca fatigantes para la voz- fue acompañado por la orquesta capella cracovensis quizás demasiado extensamente que interpretó sola una sinfonía de Schubert y un quinteto de Mozart para clarinete y cuerdas donde brillo el solista de clarinete de dicha orquesta. De hecho uno de los momentos más fascinantes de la velada fue una de las arias de la Clemenza en la que dialogaron Fagioli y el clarinete en preciosa armonía arrancando sonora ovación del público asistente. Ni que decir tiene el éxito alcanzado por el contratenor, con su absoluto domino de la coloratura, regulación del fiato bravura en la expresión y conseguidísimos graves, redondos y fácil llegada a los agudos con excelente técnica. Uno de los acontecimientos, auguro, más felices de la presente temporada.
Después la opera. Se representó Orlando de Haendel con una escenografía del famoso Claus Guth es decir incorporando la modernidad al historicismo de la trama. Hay escritos varios Orlandos (el de Haydn también se representa este año) y el que subió a las tablas no es precisamente la mayor de las glorias del fecundo Haendel. Una ópera bonita con acertados párrafos preciosos pero que debe exponerse con elenco adecuado para no quedar en la irrelevancia. El teatro cumplió con los cantantes con especial mención del barítono Florian Boesch y las voces femeninas y masculinas restantes formaron un conjunto muy notable expresándose con soltura en las arias y viveza en los recitativos. La batuta de Ivor Bolton fue garante de no haber sobresaltos aunque para mi gusto personal resultó algo plana pero en general el ensemble se dio a la perfección y se sortearon las dificultades de la partitura con algo más que notable. Y para terminar este florilegio de otoño asistimos a la ópera en versión de concierto Halka de Moniuzsko, que ha sido todo un acierto su exposición y toma de contacto con la ópera polaca que ha merecido la atención del teatro y darnos a todos la satisfacción de hacerlo público. Se trata de una ópera amable y muy digna representante de la música nacionalista de Polonia, que si no es de primerísima categoría no desmerece de otras muchas que fueron escritas. Además se ha permitido mostrarlo con intérpretes de talla impresionante como fueron Beczala , tenor que da gusto escuchar pues está en plenitud de facultades acompañado de la soprano Corinne Winters y redondeados por el gran barítono Tomasz Konieczny totalmente identificados con sus roles poniendo lo mejor de su parte en el entusiasmo con el que desarrollaron sus intervenciones que unidos al coro y orquesta con un director animoso y entregado provocaron la aprobación entusiasta del público al que se le ofreció tan grata sorpresa.